Partido de altos vuelos. Rival de primerísimo nivel. Ambiente extraordinario. En juego, la gloria. Todos los ingredientes para el Breogán ante el Lenovo Tenerife. Es un encuentro que puede resultar casi definitivo para bien si el Breo es capaz de sacarlo adelante.
Tras la importantísima victoria y de enorme mérito lograda en Granada se presenta ahora la oportunidad de conseguir el impulso definitivo. Porque una victoria tendría un valor incalculable. Y no solo por lo que supondría, sino también por la influencia que ejercería sobre los rivales directos en la lucha por la permanencia en la liga ACB, sino es que ya están de sobra obligados y exigidos.
Enfrente, un excelente equipo. Un conjunto bien construido, acostumbrado a competir y a ganar con el sello de un entrenador con mayúsculas: Chus Vidorreta. Con uno de los mejores arsenales tácticos de la competición, tanto en ataque como en defensa, y que sabe perfectamente —experiencia le sobra— como afrontar cada situación.
Magistralmente dirigidos por el eterno Marcelinho Huertas más que bien acompañado por Bruno Fitipaldo. Con una línea exterior desequilibrante y poderosa. Por ahí andan jugadores de la talla de Kyle Guy, Jaime Fernández, Joan Sastre, Sasu Salin o Edgar Vicedo. Con dos cuatros de plenas garantías: Tim Abromaitis y Aarón Doornekamp. Y con un juego interior en el que a su estrella Shermadini escoltan hombres con Fran Guerra, Ilimane Diop y Sangare.
Talento mucho y conocimiento del juego. Pues toca ponerse a la faena y pensar una vez más que se puede y que siempre es posible. Y que haciendo de la necesidad virtud, el Pazo será como siempre y una vez más ese sexto hombre decisivo que empujará y ayudará para derrotar a todo un finalista europeo, a un equipo de play-off.